¿Qué es?
La hepatitis autoinmune es una enfermedad poco frecuente en la que el sistema inmunitario del propio paciente ataca a las células hepáticas.
Suele darse principalmente en mujeres siendo más frecuente que aparezca en la adolescencia.
Sintomatología:
La enfermedad cursa con los siguientes síntomas:
-Cansancio;
-Molestias abdominales;
-Dolores articulares;
– Prurito;
-Ictericia;
-Hepatomegalia;
-Arañas vasculares;
Cuando los pacientes presentan una cirrosis hepática pueden tener, además, ascitis (líquido en la cavidad abdominal) y encefalopatía hepática (estado de confusión mental). Esta patología suele presentarse como una hepatitis aguda grave, como una hepatitis crónica o como una cirrosis, y se caracteriza porque mejora con medicamentos inmunosupresores. Esta hepatitis se vuelve crónica y no puede prevenirse.
No se conocen las causas, pero se piensa que puede haber una predisposición genética, ya que muchas veces afecta a personas con familiares que tienen enfermedades autoinmunes.
Diagnóstico y tratamiento:
El diagnóstico se basa en datos clínicos y analíticos y también en la biopsia hepática en la cual, en general, hay unas alteraciones muy sugestivas de la enfermedad. La biopsia hepática es importante tanto para el diagnóstico como para el pronóstico de la enfermedad. Los hallazgos histológicos pueden mostrar desde la presencia de signos histológicos propios de la hepatitis autoinmune, a cambios que indican progresión de la enfermedad como la presencia de fibrosis y finalmente una cirrosis hepática.
La mayoría de pacientes responden bien al tratamiento inmunosupresor. Cuando esto ocurre la supervivencia de la enfermedad es muy buena, y depende de la gravedad de la misma en el momento del diagnóstico. Los pacientes que ya tienen cirrosis cuando se diagnostica la enfermedad, tienen un peor pronóstico. La supervivencia a los 10 años de los pacientes sin tratamiento es de aproximadamente de un 10%.
El tratamiento de la hepatitis autoinmune tiene como objetivo controlar la enfermedad mediante la toma de inmunosupresores. Estudios realizados muestran como entre las dos y tres cuartas partes de las personas con este tratamiento consiguen normalizar las pruebas de la función hepática.
más información puedes consultar la web; www.msd.es