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Dra. Ane Andrés, cirujana pediátrica: «La donación en asistolia ha supuesto un hito en el trasplante pediátrico»

 

La Dra. Ane Andrés Moreno es cirujana pediátrica en el Hospital la Paz (Madrid), donde completó la residencia tras estudiar la carrera de Medicina en Valencia. Pertenece al equipo de Trasplante Hepático, Intestinal y Multivisceral pediátrico de La Paz, referente a nivel internacional.

 

¿Cómo tomó la decisión de especializarse en Cirugía Pediátrica?

 

La decisión de ser médico la tomé en 3º de BUP, a los 16 años. Yo quería ser científica y estábamos estudiando el ojo humano, me acuerdo perfectamente de ese momento, y pensé: «Medicina… ¿Por qué no?». Y ya no cambié de idea nunca. En la carrera me gustaban todas las especialidades, cuando hacía cardiología quería ser cardióloga, cuando hacía neurología quería ser neuróloga…

Pero a mitad de carrera me di cuenta de que las prácticas quirúrgicas me gustaban mucho. En esa época yo era monitora de niños, era alumna interna de pediatría… Todo el mundo me veía como futura pediatra, pero yo pensaba: «A mí me gusta mucho la cirugía como para ser solo pediatra». Me gustaba meterme en el quirófano. Y entonces no era ninguna asignatura ni nada, pero me informé y parecía que había cirujanos pediátricos, que se dedicaban solo a niños, pregunté en Valencia, donde yo estudiaba la carrera, pregunté en La Paz… y me llegó la nota y dije: «Pues nada, a por la cirugía pediátrica», y hasta hoy y tan contenta.

 

Desde que usted comenzó su carrera hasta la actualidad, ¿qué avances destacaría en el campo de la cirugía pediátrica?

 

Voy a hacer 21 años trabajando, con la residencia incluida, y desde entonces ha cambiado todo bastante, sobre todo en el avance de las técnicas mínimamente invasivas, como la laparoscopia y demás. En el caso de los trasplantes, todavía no ha llegado, pero en muchísimas otras patologías, yo empecé haciendo todo con cirugías abiertas, con incisión, y ahora la mayor parte de las patologías, incluso hepáticas, se hacen por laparoscopia. Eso es un gran avance. Y los instrumentos también, hay muchos que son más rápidos, que son sellantes… y posibilitan que podamos ir más rápido en las cirugías.

Por otro lado, ahora, hay niños muy pequeñitos que nacen muy prematuros que a lo mejor antes no podíamos operar porque eran pacientes con muchísimo riesgo anestésico, y ahora la anestesia ha evolucionado mucho, se operan niños que antes ni te plantearías operar, intentando siempre darles la mejor calidad de vida. También se recuperan antes, así que hemos ido ganando confianza en algunas cosas y se ha simplificado todo, con lo cual nos atrevemos con casos más complejos.

También ha sido muy importante la especialización de cada uno en nuestra área.

 

¿Qué cree que se necesita para mejorar el estado actual del campo de la cirugía pediátrica en España?

 

Hay muchas cosas en las que hemos avanzado desde el punto de vista quirúrgico, pero donde deberíamos ver un avance muy grande en las próximas décadas sería en genética o en temas inmunológicos, para aquellas patologías que todavía no se sabe por qué se producen, que no tienen cura, o en las que sabemos qué hacer pero no cómo prevenirlas, porque muchas son malformaciones congénitas. O, por ejemplo, en el caso de los trasplantes hepáticos, la atresia de vías biliares, que es una de las causas más frecuentes de trasplante, no se sabe por qué se produce.

Creo que hemos avanzado mucho desde el punto de vista quirúrgico, pero eso tiene que ir acompañado de que esas patologías se puedan prevenir. Y mientras no sepamos por qué hay cosas que se producen, no podremos tratarlas con terapias génicas, o con tratamientos preventivos… La genética o la inmunología no son especialidades muy masificadas, entonces los profesionales tampoco dan abasto. Ahí sí que hay que apoyar desde las instituciones en la investigación.

 

¿Cuál es actualmente el gran desafío en el campo del trasplante pediátrico  y en qué estado se encuentra?

El mayor desafío desde un punto de vista quirúrgico son los retrasplantes; son casos muy complejos y necesitas mucha experiencia. Y también aquellos niños que vienen muy enfermos, con carácter muy urgente de tipo fallo hepático fulminante o algo así… En esos casos sí se ha mejorado mucho en los cuidados preoperatorios y en el postoperatorio.

Desde un punto de vista más global, yo creo que en el trasplante otro gran desafío es llegar a todo el mundo. Nosotros trasplantamos a gente de muchos países porque Madrid es una ciudad muy abierta y recibe a mucha gente, pero algunas enfermedades que aquí se trasplanta y el niño tiene la posibilidad de una nueva vida, en países del continente africano o de otros continentes los niños se mueren porque allí no existe el trasplante.

En el campo de la investigación, puede ser que en las próximas décadas sigamos avanzando en los temas inmunológicos y veamos que hay más pacientes que no necesitan inmunosupresores después de un trasplante, pero para eso hay que hacer muchas pruebas, descubrir mucho sobre la inmunología de cada paciente. Ahí hay mucha investigación pero aún son casos bastante anecdóticos, pacientes que han tenido complicaciones por la inmunosupresión y que se les ha quitado, y mira, no ha pasado nada, pero claro, no te atreves a hacérselo a los demás. Para eso hay que saber por qué no ha pasado nada, qué linfocitos del donante y del receptor se han puesto de acuerdo para que no pase nada y avanzar en esa línea, porque los inmunosupresores al final también tienen sus efectos secundarios y hay que intentar conseguir la tolerancia inmunológica.

Otro desafío en el trasplante pediátrico que vamos solventando más o menos es la obtención de donantes. Afortunadamente, en este país hay escasez de donantes pediátricos porque la mortalidad infantil es muy bajita. Hasta hace unos años estábamos haciendo muchísimo donante vivo, la mayoría padres o madres que daban un trocito de su hígado para sus hijos porque, si no, el niño se moría esperando. Ahora, la ONT ya contempla más a los niños porque entendía que eran los más desprotegidos en este sentido, nosotros también partimos los hígados de donantes más grandes… Y los donantes en asistolia también han ayudado, así que hay muchos campos y vamos avanzando en paralelo.

 

Un gran hito en su carrera fue el trasplante en asistolia realizado en La Paz en junio de 2022. ¿Cómo lo recuerda?

 

Aparte de que fue un éxito, que la niña estaba muy malita y ahora está feliz  y haciendo una vida normal, fue muy bonita también la forma en que llegamos a hacer ese trasplante.

Llevábamos muchos años investigando el tema de la asistolia, que se estaba empezando a hacer en España en adultos, pero en niños no se había hecho nada. Nos dieron una beca de la Mutua Madrileña con la que queríamos desarrollar un programa clínico experimental de donación en asistolia intestinal. Empezamos a hacer proyectos en el modelo animal, en los que trasplantábamos el intestino de un cerdo donante a un cerdo receptor en parada cardíaca. En todo el mundo nadie se había atrevido a trasplantar un intestino en asistolia, porque son más vulnerables a la isquemia, y en una asistolia hay unos minutos en los que el corazón no está latiendo y los órganos se deterioran. Nuestro proyecto consistía en canular enseguida, tras la parada cardíaca, y conectarlo tras el fallecimiento a una máquina de circulación extracorpórea. Y en ese momento los órganos se recuperaban. Lo hicimos en el modelo animal y fue muy bien. Y simultáneamente, estábamos colaborando con los donantes en asistolia de nuestro hospital y nos dimos cuenta de que, al hacerlo con hígados, los intestinos también aguantaban perfectamente si conectábamos al donante a una máquina de circulación extracorpórea.

Así que, con esa visión preclínica de ver adultos en asistolia con el intestino de buen color y bien perfundido, y con esa visión experimental, sabíamos que era factible e iría bien. Teníamos candidatos a trasplante muy deteriorados, y de repente surgió un donante en el que lo podíamos intentar y nos la jugamos, porque no había evidencia mundial. Y fue muy bien.

Al ser el primero en el mundo, tuvo mucha repercusión mediática; y luego volvimos a repetir el procedimiento con otro niño en octubre y también fue muy bien, así que estamos muy contentos.

La donación en asistolia ha supuesto un hito en la donación pediátrica, y además la sensación que se les queda a los papás de haber podido contribuir con la donación de los órganos de su hijo muchas veces les ayuda en el duelo.

 

 

¿Qué trabajos de investigación destacaría de su carrera en lo relativo al trasplante?

 

Una línea de investigación que hemos tratado durante años es la asistolia, y en ese sentido nos acaban de dar un proyecto en el que vamos más allá. Cuando hay un donante en asistolia, y extraes el hígado o el intestino y lo conectas a una máquina de perfusión ex vivo durante un tiempo antes de ponerlo en el receptor, puedes intentar inmunomodular al injerto de cara a que en un futuro el paciente a lo mejor no necesite inmunosupresión.

Muchas veces, los equipos de trasplante de adultos utilizan la máquina de perfusión para hacer analíticas y ver si al final es un hígado válido o no, porque tienen donantes añosos, pero nosotros casi nunca tenemos ese problema, porque los hígados que usamos para los niños son de donantes más jóvenes. Entonces queremos ir un paso más allá, y queremos ver si con esa máquina podemos usar terapias avanzadas para comprobar si luego no genera rechazo en el receptor. Estamos muy lejos de conseguirlo, pero tenemos este proyecto nuevo y nos encantaría poder tener resultados.

Por otra parte, tenemos un proyecto con células T reguladoras que infundimos a los intestinos, pero que también se podría aplicar al hígado o al riñón, para ver si con esas infusiones de linfocitos T podemos conseguir una tolerancia entre el injerto y el receptor y así no necesiten mucha medicación, y por supuesto estén más lejos de desarrollar rechazo u otras complicaciones inmunológicas.

También hemos visto que, si trasplantas el intestino con el hígado, rechaza menos, algo que también se ha visto en trasplantes hepatorenales; así que tenemos un proyecto en el que estudiamos varias cuestiones inmunológicas que nos puedan decir por qué el hígado protege al resto de injertos del rechazo.

La mentalidad del cirujano pediátrico es intentar solucionar el problema, sí, pero con una visión muy largoplacista. En el caso de los niños, siempre intentas ir un poquito más allá, porque tienes que intentar solucionarle el problema pero también que viva muchos años, así que estamos siempre pensando en estas cuestiones a largo plazo.

 

A continuación, el test rápido de cinco preguntas de respuesta breve que realizamos a todos los entrevistados.

 

  • Su comida preferida es…

Una sopa de fideos sabrosa y un filete de ternera al punto.

  • Un lugar para ir de vacaciones.

Diría la playa, y si es con montaña cerca para hacer deporte mejor.

  • Una película o libro para disfrutar.

La que más me gustaba de pequeña era Grease, pero desde hace unos años veo películas clásicas, dramas de temas sociales españoles, películas bibliográficas o históricas… Y si van de música me gustan mucho, como La La Land. Y de niños, que también suelo ver, algunas son muy interesantes, como Del revés o Coco, que te hacen pensar mucho.

  • Un recuerdo de la infancia.

Tuve una infancia muy feliz pero si tuviera que quedarme con uno diría los campamentos de verano.

  • Un referente en su vida.

Mis padres, en especial mi madre, que sin tener grandes estudios, me ha enseñado a trabajar, a currármelo y a intentar ayudar. Me parece que son la referencia más grande que puedes tener y eso es un regalo.

Y también mis maestros en cirugía pediátrica, como el Dr. Tovar, el Dr. López Santamaría, el Dr. Hernández… Aprendo mucho de todos mis compañeros porque a todos les ha apasionado siempre su trabajo.

Publicado en Blog, Fneth te entrevista