El mes de Octubre, dedicado al Hepatocarcinoma, en la sección ‘FNETH Te Entrevista’ hablamos con el Doctor Javier Ampuero, especialista en Aparato Digestivo sobre el cáncer de hígado
Es usted un especialista con una prestigiosa carrera ¿Qué ha cambiado en su ámbito desde que empezó a trabajar hasta la actualidad en cuanto al cáncer de hígado?
Hay una cuestión fundamental que ha cambiado y es la concienciación por parte del médico de que estamos ante un cáncer con una incidencia alta en una determinada población de riesgo, generalmente en personas con cirrosis hepática. Además, existen otras situaciones que han ido cambiando conforme la medicina ha ido evolucionando.
En primer lugar, la enfermedad de base ha variado, ya que en la actualidad la Hepatitis C se puede curar con facilidad y ha pasado a ser una causa menos importante de cáncer de hígado.
En segundo lugar, en los últimos años han aparecido una serie de tratamientos encaminados a incrementar la supervivencia en pacientes con estados más avanzados de cáncer de hígado.
Según datos publicados por la AEEH (Asociación Española para el Estudio del Hígado) solo se diagnostica en estadios iniciales al 50% de los pacientes. ¿Por qué sucede esto?
Probablemente es la suma de varios factores. Por un lado, en ocasiones no se produce una buena adherencia a los programas de cribado, que deberían ser semestrales, y esto propicia que el diagnóstico sea más tardío.
Por otro, debemos ser conscientes que las actuales técnicas diagnósticas de cribado (esencialmente, la ecografía) tienen ciertas limitaciones en ocasiones en función de, por ejemplo, el tamaño del tumor (pudiendo pasar desapercibido en una primera exploración y ser visto más adelante con un mayor crecimiento) o las características del paciente (por ejemplo, en alguien con obesidad la exploración es más dificultosa y podría el tumor no ser visualizado).
En última instancia, también sabemos que existen algunos cánceres de hígado con una mayor agresividad y que, aunque hagamos lo posible, también se diagnosticarán de forma más avanzada.
En tantos años ha debido de vivir en su trabajo situaciones difíciles a nivel personal con pacientes con cáncer de hígado, ¿Qué considera usted que es lo más importante que debe hacer o seguir un paciente recién diagnosticado?
Recibir una noticia así genera un alto impacto emocional. En este instante uno debería buscar el calor y la compañía de la gente cercana, ya que se pueden avecinar momentos difíciles y es importante sentirse apoyado y acompañado.
Asimismo, es importante no dejar de preguntar al médico todas aquellas cuestiones que generen ansiedad o incertidumbre respecto a los siguientes pasos, ya que es mejor recibir información directa del profesional sanitario que nos atiende a buscar dicha información en páginas web de dudosa reputación.
Si pudiera escribir una carta a los Reyes Magos relacionada con el cáncer de hígado, ¿Qué pediría para mejorar los datos de este tumor?
Quizá pediría tener biomarcadores (es decir, algún parámetro analítico) fáciles de reproducir en cada visita que sea capaz de incrementar las tasas de detección precoz y permitir redirigir recursos hacia aquellos pacientes que están realmente en riesgo mientras que podamos espaciar el seguimiento en aquellos que no lo están.
¿Qué papel juega el diagnóstico precoz mediante cribado?
Es un papel absolutamente fundamental. En esta situación, como en general en medicina, anticiparnos en el diagnóstico y hacerlo de forma precoz incrementa las posibilidades de supervivencia a largo plazo ya que incide directamente en la posibilidad terapéutica. Es decir, cuánto más precoz sea el diagnóstico más posibilidades terapéuticas existirán y, por tanto, mayor será la supervivencia esperada.
¿Cuál es el mejor tratamiento a día de hoy en España para una persona enferma
con cáncer de hígado?
Hay que ser conscientes que, en la mayoría de las ocasiones, el cáncer de hígado aparece sobre una cirrosis hepática. En este contexto y, por supuesto, con matices que son difíciles de recoger de forma breve, el trasplante hepático es una opción que nos permite curar ambas entidades, tanto el cáncer de hígado como la cirrosis hepática.
En algunas situaciones en las que no es posible el trasplante hepático podemos plantear hacer una resección quirúrgica o un tratamiento específico sobre el tumor, siendo ambas opciones consideradas también curativas en escenarios determinados.
¿Qué relación tienen los hábitos saludables (deporte, buena alimentación…) y el cáncer de hígado?
Una de las etiologías de cirrosis hepática que están en auge es la relacionada con la enfermedad hepática metabólica. En esta situación existen una serie de factores metabólicos, entre los cuales destacan la obesidad, la diabetes o la hipertensión arterial, que puede ser causa o, al menos, contribuir parcialmente, a la aparición de cáncer de hígado (aunque también contribuyen ante la presencia de otro tipo de enfermedad hepática).
Estas entidades metabólicas están en auge debido al estilo de vida de la sociedad actual en la que somos más sedentarios y nos alimentamos de forma menos sana. Por tanto, llevar un estilo de vida saludable va a contribuir a disminuir la probabilidad de aparición de cáncer de hígado.
¿Considera que existe un estigma asociado a este cáncer?
Probablemente existe un estigma más asociado con la enfermedad de base (cirrosis hepática) que con el cáncer de hígado en sí, pero desde luego hay una cierta estigmatización que debemos combatir de forma enérgica, ya que puede derivar en que no se considere prioritario la aprobación de ciertos tratamientos para el cáncer de hígado.
¿Hay motivos para ser optimistas en el tratamiento del cáncer de hígado?
Yo creo que sí. En los últimos tres o cuatro años hemos asistido a la finalización de algunos ensayos clínicos que nos amplían el arsenal terapéutico del cáncer de hígado, especialmente en estados más avanzados donde estábamos más limitados. Este era un área especialmente huérfana (el cáncer hepático avanzado) de tratamientos y subsidiaria a mejorar las tasas de supervivencia.
Es una pregunta muy abierta pero, ¿Qué retos considera que tiene la investigación en el tratamiento del cáncer de hígado para los próximos 10-15 años?
Yo creo que hay dos retos fundamentales en el cáncer de hígado. Por un lado, el desarrollo de biomarcadores que puedan anticiparnos el riesgo individualizado de cada persona a desarrollar este cáncer. Por otro, seguir avanzando en el desarrollo de terapias para el tratamiento de estados más avanzados en aras de aumentar la supervivencia de este segmento de población.
¿Cuál cree que debe ser el papel de las asociaciones de pacientes respecto a estos retos?
En mi opinión, hay dos aspectos clave. Por un lado, la de aumentar la sensibilidad social ante el cáncer de hígado. Y, por otro, contribuir en el empoderamiento del paciente mediante la información y formación. Estos dos aspectos son posibles gracias a que nadie conoce mejor los efectos de una condición de salud que un paciente, su familia y cuidador.
A continuación, el test rápido de cinco preguntas de respuesta breve que realizamos a
todos los entrevistados.
– Su comida preferida es…
Espaguetis a la boloñesa.
– Un lugar para ir de vacaciones…
París.
– Una película o libro para disfrutar…
Forrest Gump.
– ¿Un recuerdo especial de la infancia?
Cualquier día jugando con mis padres.
– Un referente en su vida…
Mi padre.