Entrevista al Dr. Javier García-Samaniego Rey, hepatólogo en el Hospital Universitario La Paz
El Doctor Javier García-Samaniego Rey es jefe de sección de hepatología del Hospital Universitario La Paz, profesor de medicina de la universidad autónoma de Madrid y coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España
¿Quién es el doctor Javier García-Samaniego y en qué se centra su labor?
Soy jefe de sección de hepatología del Hospital Universitario La Paz, aquí en Madrid. Llevo muchos años dedicado al estudio y tratamiento de las hepatitis víricas. Desde su creación en 2017, soy coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España, que, como su nombre indica, dedica sus esfuerzos a promover iniciativas alineadas con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud para que las hepatitis B y C dejen de ser un problema de salud pública en el horizonte del año 2030.
¿Cómo se diagnostica la hepatitis C y cómo desde la población, podemos evitarla o prevenirla?
La hepatitis C es una enfermedad infecciosa producida por el virus del mismo nombre, que ataca el hígado y produce una inflamación que tiende a persistir en el organismo infectado, causando infecciones crónicas. Este es el problema: al no resolverse de manera aguda o en un corto periodo de tiempo, puede dar lugar a hepatitis crónica, cirrosis y, en los estadios más avanzados, cáncer de hígado.
Se diagnostica de una manera muy sencilla, respondiendo a su pregunta, la hepatitis C se puede diagnosticar por un test de anticuerpos, un análisis de sangre sencillo, rápido, barato y muy fiable. Además, desde hace unos años, disponemos de pruebas rápidas similares a las pruebas del COVID-19, lo que ha popularizado su uso.
Para prevenir la hepatitis C, es fundamental hacer campañas de concienciación y conocer los mecanismos de transmisión del virus, que se transmite por exposición a sangre infectada. En el pasado, las poblaciones más vulnerables eran los receptores de transfusiones y personas en programas de hemodiálisis. También los usuarios de drogas intravenosas, particularmente durante las epidemias de drogadicción de los años 80 y 90 en España.
Para prevenirla, debemos evitar la exposición a sangre infectada, no compartir material de venopunción y tener cuidado al hacerse tatuajes o piercings en lugares sin garantías de higiene. Aunque la transmisión sexual es menos común, ciertas prácticas pueden conllevar riesgos. Dado que no existe una vacuna para la hepatitis C, es crucial hacer prevención primaria y estar informados sobre estas medidas.
¿Cómo era contarle a un paciente que tenía hepatitis C cuando todavía no había un tratamiento eficaz contra ella?
Llevo tanto tiempo dedicado a esto que cuando era un médico joven y residente en el Hospital de La Princesa, la hepatitis C ni siquiera tenía nombre; la llamábamos no-A no-B. Veíamos muchos pacientes, como enfermos renales y receptores de transfusiones, además de usuarios de drogas, y no teníamos un tratamiento eficaz. El interferón, que utilizábamos, tenía muchos efectos secundarios y bajas tasas de curación. Curábamos a pocos y muchos pacientes fallecían de complicaciones de la cirrosis o del cáncer de hígado.
Sin embargo, hace unos años, vivimos una revolución con los antivirales orales. Estos medicamentos, tomados durante un corto periodo, curan a prácticamente todos los pacientes, lo que fue un cambio drástico. Los pacientes te abrazaban, agradecidos de poder curarse de una enfermedad que durante años había sido un estigma.
¿Qué palabras utilizaba o qué cree que es lo más adecuado decir a un paciente en esa situación?
Cuando no había tratamiento, tanto pacientes como médicos debíamos resignarnos a pocas alternativas y con efectos secundarios significativos. El interferón, el único tratamiento disponible durante más de 20 años, estaba contraindicado para pacientes con enfermedad hepática avanzada, quienes más lo necesitaban. Ahora, con los antivirales orales, podemos decirles a los pacientes que hay un tratamiento eficaz y que se pueden curar, lo cual es una gran satisfacción.
¿Cómo cree que ha evolucionado usted tanto en el ámbito personal como profesional durante su carrera, especialmente con los cambios en el tratamiento de la hepatitis C?
Cumplir años y hacerse veterano te da perspectiva. Desde que empecé, ha habido avances increíbles en el tratamiento de las hepatitis víricas. Aunque la hepatitis B aún no se puede curar, se puede controlar eficazmente con medicamentos. La evolución en el tratamiento de la hepatitis C, pasando de no tener tratamiento a poder hablar de eliminación, es un hito extraordinario. Hace 5 años, según la OMS, había 70 millones de personas afectadas por la hepatitis C; ahora son 55 millones. Esto es un avance notable.
¿Qué deben saber las personas sobre las hepatitis virales?
Deben saber que las hepatitis virales son un problema clínico importante. Existen muchos virus de hepatitis, pero los que producen enfermedad hepática crónica son principalmente los virus de la hepatitis B y C. Para la hepatitis B, hay una vacuna eficaz incluida en el calendario de vacunación desde 1993, lo que ha reducido significativamente los casos nuevos. Los pacientes con hepatitis B pueden controlar la infección con medicamentos.
La hepatitis C, sin embargo, no tiene vacuna, por lo que es crucial conocer sus mecanismos de transmisión y hacerse pruebas de diagnóstico. También existe el virus de la hepatitis D, que depende del virus B para transmitirse, pero la vacunación contra la hepatitis B también previene la hepatitis D.
¿Cómo ha cambiado la situación de las hepatitis virales desde que usted empezó hasta ahora?
Ahora conocemos mucho más sobre la hepatitis C y disponemos de tratamientos extremadamente eficaces. Antes, la hepatitis C era la principal causa de cirrosis, cáncer de hígado y trasplante hepático. Hoy, ya no es la principal causa de estas complicaciones, lo que es un cambio radical en la medicina.
¿Qué importancia cree que tienen las asociaciones de pacientes?
Las asociaciones de pacientes juegan un papel crucial. Han sido fundamentales en la gestación del plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C en España. Los pacientes están en el centro de cualquier acción médica y su papel en la concienciación, información y educación en salud es invaluable. Trabajar conjuntamente con ellos ha sido clave para los logros alcanzados hasta ahora, y continuaremos colaborando para alcanzar el objetivo de eliminar la hepatitis C como problema de salud pública en España.
¿Qué papel cree que deben tener las asociaciones ante las hepatitis víricas?
Las asociaciones deben seguir con su labor de concienciación, información y promoción de la salud. FNETH, por ejemplo, hace un trabajo estupendo con sus campañas de educación y prevención. Animan a la gente a hacerse pruebas y apoyan a los pacientes. Esta colaboración es esencial para alcanzar el objetivo de eliminar la hepatitis C en España.