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Pitu Aparicio, educadora e integradora social: «Si se nos hubiera hablado más de prevención y de consumo, y no tanto de prohibición, hubiéramos entendido los motivos reales que hay detrás»

Pitu Aparicio es educadora social y formadora en sexualidad, género y drogodependencia. En 2015 creó la metodología de cuidados para sus talleres, como forma de crear un espacio libre de juicios y donde fomentar la empatía. Ha trabajado acompañando a grupos de adolescentes, familiares, profesores, educadores y colectivos, ha impartido numerosos talleres sobre sexualidad y sobre prevención y tratamiento de adicciones, entre otros aspectos.

 

En tus entrevistas y vídeos sueles usar mucho la frase «Prohibir es despertar el deseo». ¿Cómo aplica esto a la drogodependencia y al abuso del consumo de alcohol? ¿Cómo marca esa idea el enfoque de tus talleres?

Creo que nos hemos criado en una generación en la que todo el rato nos hablaban de lo prohibitivo, incluso los anuncios de televisión insistían en el  «Di NO a la droga”, y en ese sentido creo que todo el rato se nos ha impuesto la prohibición como forma de vida pero nunca la educación, o los motivos y el por qué de realidades que existían. Con respecto a sustancias, creo que si se nos hubiera hablado más de prevención y de consumo, y no tanto de prohibición, hubiéramos entendido cuáles eran los motivos reales, y no educarnos desde una pedagogía que era la del miedo.

En mis talleres, en todo momento lo que intento es que la persona sea dueña de su proceso, desde que cuente su realidad y elija cómo contar la emoción con la que llega ese día, hasta para que se haga cargo de las herramientas que tiene, entendiendo los factores de riesgo como motivos que te llevan al consumo. Por ejemplo, no tiene los mismos factores de riesgo una persona migrante, que viene de otro país, que ha tenido que migrar por necesidad, que un chaval que puede ser por ejemplo de Pozuelo, y evidentemente es necesario entender desde qué perspectiva viene cada persona para que entienda sus privilegios y cuáles son los riesgos a la hora de consumir.

 

¿Cómo definirías la situación actual en España entre las personas más jóvenes, en lo relativo tanto a salud y educación sexual como a uso de sustancias?

Creo que siempre suspendemos y que nuestras asignaturas pendientes son precisamente sexualidad y drogodependencia. Creo que sigue siendo tabú y que cuesta mucho hablar desde una realidad pedagógica y que no sea la del miedo. Se sigue generando esa pedagogía del miedo, cuando hablamos de, por ejemplo, embarazos, y no de deseo y salud sexual, y cuando en el caso de consumo, hablar de muertes y riesgos en vez de una drogodependencia real, como la que podemos tener con el consumo del alcohol, tan habitual en nuestro día a día.

 

¿Cuáles son los grandes desafíos o temas pendientes en la educación sexual ligada al uso de alcohol y drogas (por ejemplo, para minimizar los riesgos en prácticas como el chemsex)? ¿Qué deberían hacer las administraciones e instituciones al respecto?

Creo que se necesita una inversión real dentro de los currículos pedagógicos que hay en los institutos, de cara también a que las orientadoras y las pedagogas puedan tener espacios donde, dentro del aula, se pueda desarrollar a nivel interactivo algo en un proceso más a largo plazo. Porque normalmente lo que hay es una hora al año, en la que igual va la policía, o una enfermera, con lo que creo que no se hace un abordaje real de cuáles son las preguntas que tienen las personas más jóvenes. Una vez que entramos las educadoras sociales a los institutos es cuando podemos abordar realmente cuáles son las inquietudes, cuáles son los miedos, y cuáles son las preguntas que tienen, que luego, si no, van a ir a buscar a las redes sociales.

 

Cuando se llega tarde a la prevención… ¿qué acciones o intervenciones se deben hacer en tu opinión para abordar la problemática?

Creo que son dos problemas diferentes, el que tenemos con la prevención, y el que sucede una vez que no actuamos, o una vez que la gente que actúa no lo hace con, para mí, las formaciones adecuadas. Por ejemplo, a mí muchas veces cuando me llaman es porque alguien ha intentado dar en una tutoría una charla de educación sexual, y entonces han salido situaciones de violencias o de abusos, e incluso violaciones. Entonces me llaman cuando ya se ha dado y yo ya llego tarde a una intervención en la que ni siquiera se puede hacer prevención o apoyo, ya tengo que hacer una absoluta intervención en un aula en la que ya hay bullying porque ya hay una persona que ya ha sido abusada y está siendo doblemente victimizada… Con lo cual el abordaje necesario y para mí la asignatura pendiente es poder llegar un poco antes a las respuestas que tiene el alumnado a esas situaciones.

 

¿Qué destacarías de lo que has visto a lo largo de los años en tus talleres?

Creo que el miedo sigue siendo el denominador común existente en cuanto a las relaciones sexuales, porque dentro de la falta de pedagogía, lo que genera es la carencia, no hay esa parte de seguir entendiendo los límites, el consentimiento, el respeto, el deseo y el placer. Creo que son las asignaturas pendientes, porque el abordaje sigue siendo desde el miedo, desde el embarazo, o las mal llamadas enfermedades de transmisión sexual, porque son infecciones en realidad… Entonces ese abordaje desde el miedo hace que no haya un disfrute en edades tempranas, no se hable de cuándo eliges sobre tu cuerpo, no se hable de autoestima y autoconcepto, que es lo que realmente va a ayudar a que tengas una relación saludable.

 

En tu experiencia, ¿cómo interseccionas todos los temas que tratas (relaciones, autoconocimiento, gestión emocional, consumo de sustancias, educación sexual…), especialmente entre la población más joven?

Todo depende del tiempo que tenga en cada taller, por ejemplo si son institutos en los que tengo un par de horas en la sala de audiovisuales, hay un abordaje en la técnica inicial, que es una herramienta que utilizo prácticamente a diario, una dinámica con tarjetas en las que hay escritas palabras tipo «vergüenza», «follar», «cocaína», «sustancias»… Al final es hacer un abordaje real de lo que sería probablemente un sábado en cualquiera de sus vidas y ver qué se mueve desde ahí, qué significa para cada persona. El objetivo es que se vaya creando un ambiente distendido, que sientan que es un espacio de seguridad y confianza.

 

¿Crees que sigue existiendo estigma en el sistema de salud hacia el colectivo LGTBIQ+?

Sí creo que sigue existiendo este estigma respecto a las infecciones de transmisión sexual, parece que quienes pertenecemos al colectivo tenemos todavía esa etiqueta de la promiscuidad, de que nos relacionamos desde factores de peligrosidad, y que no tenemos en cuenta cómo protegernos, y al final esto es algo histórico que seguimos viendo, como recientemente en la cobertura del caso de la viruela del mono en los medios de comunicación.

Publicado en Blog, Fneth te entrevista