Entrevista a Patricia Olivera, estudiante de fisioterapia por la Universidad de Almería y trasplantada hepática
Este mes de noviembre ha tenido lugar el encuentro de jóvenes trasplantados organizado por FNETH en el que se ha realizado un taller relacionado con las cicatrices. ¿Cómo lo habéis vivido? ¿A qué nivel crees que les afecta a los jóvenes a nivel físico y psicológico tener la cicatriz post-trasplante?
Lo más destacable de este taller ha sido la sorpresa con la que los diferentes pacientes trasplantados, tanto de corazón, como de pulmón o como de hígado, han tomado el hecho de que las cicatrices son tratables y toda la afectación que tienen estas sobre el organismo a nivel físico y metabólico, además de que todo ello repercute a nivel psicológico. Gracias a este taller, los pacientes han sido capaces de tomar conciencia acerca de la importancia del tratamiento de cicatrices, ya que diferentes sintomatologías como son el dolor de rodillas, cefaleas, problemas digestivos, hinchazón abdominal, etc., están achacadas a esta situación y se desconocía por completo por parte de los sujetos.
¿Podrías contarnos tu experiencia como fisioterapeuta, especialmente en pacientes postoperatorios?
No he tratado un gran número de pacientes ya que aún soy estudiante, pero sí que he conseguido tratarme a mí misma durante unos meses y los resultados han sido muy positivos: mi espalda y los dolores de la misma mejoraron, además de los dolores en las rodillas y los dolores de cabeza tan recurrentes que tenía.
¿Qué tipos de cicatrices suelen aparecer en estos pacientes después de la cirugía de trasplante?
Existen de 3 tipos: invaginadas o retráctiles, hipertróficas y queloideas. Normalmente las que aparecen son de tipo hipertrófico, que se encuentran engrosadas y sus límites están mal definidos. Las cicatrices no poseen únicamente un patrón morfológico, cabe la posibilidad de que se encuentren invaginadas o retráctiles (no se pueden despegar de la piel) en algunos tramos.
¿Cuál es la función principal de un fisioterapeuta al tratarlas?
Romper las adherencias; deshacer las fibras de colágeno que se han formado y la disposición caótica que adquieren las fibras miofasciales cuando inicia el proceso de cicatrización postquirúrgico para proporcionarles una disposición adecuada y recuperar pues la funcionalidad del músculo; conseguir que el paciente recupere parte de la sensibilidad que ha perdido alrededor de la cicatriz.
¿En qué momento del proceso postoperatorio comienzas a trabajar con las cicatrices? ¿Existen restricciones o precauciones iniciales?
Lo ideal es comenzar a tratarlas durante los primeros 10 meses-primer año postrasplante. También hay que tener en cuenta que el trasplante comienza a cicatrizar a partir de los 3 meses tras la intervención, por ello es bueno tratar la cicatriz a partir de este momento.
¿Cuánto tiempo suele llevar el proceso de tratamiento de la cicatriz en pacientes que han tenido un trasplante de hígado? ¿Y qué resultados son los esperados?
Puede tratarse la cicatriz todo el tiempo que el paciente desee, y, bajo mi punto de vista, es importante llevar a cabo este tratamiento durante el mayor tiempo posible. Lo ideal es no abandonarlo nunca. Los resultados esperados son una mejoría en la calidad de los movimientos del paciente acompañado de otros síntomas secundarios como una mejoría de la capacidad ventilatoria (respiración; el diafragma también puede verse comprometido) y de los dolores de cabeza.
¿De qué manera las cicatrices post-trasplante de hígado pueden afectar la movilidad o calidad de vida del paciente?
Diferentes síntomas pueden aparecer y no ser conscientes de que pertenecen a esta condición, tales como: la adopción de una actitud escoliótica, una actitud hipercifótica acompañada de lo que de forma vulgar conocemos como “chepa”, dolores de cabeza frecuentes, musculatura del cuello (como es el trapecio) más cargada, dolores de rodillas, de tobillos, etc. Todo esto puede provocar molestias a la hora de hacer deporte, e incluso, en el reposo.
¿Qué consejos les das a los pacientes para el cuidado diario de sus cicatrices, tanto durante como después del tratamiento fisioterapéutico?
Después del tratamiento fisioterapéutico les recomiendo que se hidraten siempre la cicatriz, es un paso extremadamente importante. Y durante, además de que recomiendo que el tratamiento dure si se lo practican ellos mismos de 10-15 minutos diarios y lo acompañen con una buena ingesta de agua y otros hábitos de vida saludables como la práctica deportiva. En los dos primeros años también sería recomendable evitar la exposición solar.
¿Qué tipo de ejercicios o movimientos recomendarías para evitar que las cicatrices afecten la funcionalidad a largo plazo?
Ejercicios de bajo impacto, tales como la natación, que permiten fortalecer la musculatura de la espalda y expandir la musculatura diafragmática (mejoría en la ventilación), o también ejercicios como pilates o yoga, que permiten el fortalecimiento del core (músculos encargados de la respiración, además del músculo transverso, el recto anterior del abdomen, el periné, el diafragma, etc).