Renacer y reconocerse: la autoconcepción del cuerpo post-trasplante hepático
- El trasplante de hígado nos cambia la vida y hay un aspecto que puede afectar mucho a la población joven trasplantada, su cuerpo. Las redes sociales y tecnologías han hecho que nos fijemos en nuestro cuerpo más que nunca y suponga hasta un problema que no queramos a nuestro cuerpo como es.
- Por eso, este artículo se centra en esos aspectos que se abarcan sobre la autoconcepción de nuestro cuerpo tras un trasplante y algunos consejos para afrontarlos.
En la actualidad vivimos en una sociedad en la que nos miramos al espejo más que nunca. Por un lado es algo buenísimo, hay que quererse como uno/a es pero el auge de las redes sociales sumado al de otros factores que siempre han estado presentes, han creado también unas falsas expectativas sobre lo que tiene que ser el cuerpo perfecto, el peinado y la ropa de moda y que a las personas pueden crear inseguridades sobre su forma de vestir, comportarse y, por encima de todo, su cuerpo.
Ahora imaginaros que a todo esto le sumamos el hecho de haber pasado por un trasplante de hígado, una situación en la que puede verse cualquier persona del mundo. Pues bien, esta suma, como es de esperar, no es buena, ya que estamos haciendo que una persona que ha tenido una segunda oportunidad para vivir su vida se vea truncada o afectada porque no coincide y/o corresponde con el prototipo que te venden las redes sociales y el imaginario colectivo debido a la cicatriz que deja la operación y otros efectos. Ese es el tema que abordaremos en este artículo y con el que queremos ayudar a cambiar la percepción de aquellas personas que puedan verse en esta situación.
En este fenómeno se abarcan distintos aspectos que tienen influencia en la personalidad y el cuerpo en sí de la persona trasplantada, ya que es un tema complejo y multifacético.
En primer lugar encontramos el impacto físico que ha dejado el trasplante. El principal aspecto que vemos en este apartado es el cambio físico al que se enfrenta la población joven en forma de cicatrices quirúrgicas prominentes, cambios en el peso corporal y efectos secundarios de los medicamentos inmunosupresores, que pueden afectar a la autopercepción. El otro factor, también muy importante, es la sensación de energía y vitalidad, ya que aunque el trasplante mejora la calidad de vida, hay pacientes que pueden sentir fatiga crónica o limitaciones físicas, afectando a cómo se perciben a sí mismos/as.
El factor emocional y psicológico es fundamental, también. Las cicatrices y toma de medicamentos a largo plazo pueden tener un impacto negativo en la autoestima de la población joven, por eso es muy importante el apoyo familiar y social. A esto se suma la imagen corporal, la cuál como comentábamos al principio de este artículo esta muy ligada a las redes y la imagen que nos han inculcada estas de un cuerpo perfecto. Algunos estudios sugieren que las/os jóvenes trasplantados pueden experimentar dismorfia corporal o una percepción que no es la propia debido a las cicatrices o efectos secundarios de los medicamentos.
Y luego, claro está, aparece el factor social por la aceptación social y el apoyo y comprensión de tu círculo. La adolescencia supone una etapa en la que aceptación social es significativa, ya que las/os adolescentes pueden sentirse aislados o estigmatizados debido a su situación. Es por eso que buscan el apoyo y comprensión de su círculo más cercano, ya sea amigos/as y familia, estos dos elementos son cruciales y serán los que marquen el devenir de esa persona, por lo que siempre como amigos/as o familia tenemos que estar ahí para apoyar a estas personas y darle el tiempo y ayuda que necesiten para pasar un proceso tan difícil.
¿Qué estrategias o decisiones podemos tomar para afrontar esta situación? Aquí te las traemos:
TERAPIA PSICOLÓGICA Y ASESORAMIENTO ESPECIALIZADO
- La psicoterapia individual es una de las técnicas más eficaces para eliminar y reordenar pensamientos negativos relativos a la imagen corporal. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a la población joven a desarrollar una imagen propia mucho más saludable.
- La terapia familiar también juega un gran papel en el bienestar emocional. Si tu familia comprende tu situación, se podrán afrontar mejor los desafíos que ha presentado el trasplante y a proporcionar un apoyo más efectivo.
- Participar en grupos de apoyo ayudará a compartir experiencias y estrategias de afrontamiento, así como reducir la sensación de soledad. Se tratan de sitios seguros para contar las preocupaciones y compartir consejos prácticos de otras personas que han estado en situaciones similares.
EDUCACIÓN
- La educación acerca del trasplante podría ayudar a la población joven a comprender mejor su situación, ayudando a que haya más posibilidades de aceptar su cuerpo y que desarrollen una autopercepción más positiva.
ACTIVIDAD FÍSICA, NUTRICIÓN Y BIENESTAR
- El ejercicio físico adaptado a personas jóvenes trasplantadas no solo mejora la salud física, sino que ayudaría a incrementar la confianza y autoestima. Además, hacer deporte ayuda a reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y contribuir a una mejor percepción del propio cuerpo.
- Complemento al ejercicio físico es la nutrición, una dieta saludable y equilibrada, adaptada a cada persona, es esencial. Ayudando a una buena sensación física, estamos ayudando a mejorar la percepción de nuestro cuerpo y, a su vez, educar a los/as jóvenes para tomar decisiones saludables para su cuerpo.
Implementar estas estrategias para afrontar esta situación pueden suponer un impacto positivo significativo en la forma en la que vemos nuestros cuerpos. Un ejemplo lo tenemos con unas declaraciones de nuestro compañero Tony, un chico trasplantado de hígado y que se encarga de llevar junto a dos compañeras más nuestra cuenta dedicada a personas jóvenes trasplantadas de hígado: Hepatozetas. Y que os invitamos a seguir en nuestras redes sociales de Instagram y Tik Tok: Hepatozetas_ y Hepatozetas, respectivamente.
«Recuerdo cuando me vi la M de Mercedes, así llaman a la cicatriz de trasplante de hígado, supongo que porque tiene el mismo símbolo que la marca del coche, me asusté, era enorme, no me la había imaginado tan grande y eso que había buscado por internet, pero a la semana de tenerla me empecé a encontrar tan bien, tan vivo de nuevo y a notar como todo se ponía en su sitio, que cada vez que veía a alguien me levantaba la camiseta para que la vieran, esa marca que me cambió y me devolvió a la vida. Antes del trasplante pensé que me vería raro, que no me gustaría y que seguramente me la acabaría tapando con un tatuaje, pero nunca predije que iba a amarla y enseñarla con orgullo, con ella puedo enseñar lo mal que lo pasé y lo bien que estoy ahora, refleja perfectamente lo fuerte y valiente que fui y sigo siendo».